Yo no puedo hablar
de Moisés sin ponerme de mala leche a veces, un poco cotilla y metiche, que te
daba su opinión sin pedirla, que si los jóvenes esto, que si los jóvenes
aquello, nos regalaba caramelos derretidos je je.
Cada domingo, Toc Toc,
sonaba la puerta después de comer, ya sabes quién es, yehhhh!! ¿Qué vida?!! Saludaba, el Moisés y el Isidro como
decimos en mi casa. Ahí llegaban siempre, la pareja como el gordo y el flaco.
Con sus boinas, sujetando la paja de trigo entre los labios. Siempre habla más
Moisés, que si este político es un
ladrón que el otro también jejej, la alegría de la huerta cuando llegaban,
aunque, cómo jodía el Moisés. Gran amigo de mi abuelo, de la familia, gracias
por todo. Una cosa me quedó pendiente,
hacerle fotos a esos ojos azules y las arrugas marcadas de su cara, me quedé
con esa pena.
En fin, parte de
nuestras vidas, pues aunque al final se hizo famosillo, hablar de él es una
excusa para hablar del pueblo, nuestro pueblo, aunque no hayamos nacido en él y
nos llamen forasteras. Un pedacito de
Valdegeña, con Audaz, Antonia, Guadalupe… y los que se han ido antes. Cada vez
que escucho, se ha muerto tal… se ha muerto cual… se me encoje el corazón y me
brotan las lágrimas como que hubiera sido alguien de mi familia, muy cercano.
También porque para mí no son
solo personas, son parte de una historia, mi historia, mi infancia, los
personajes que había en escena siempre y
que llegada una edad te hacen darte cuenta de que el tiempo pasa y las cosas
cambian. Y solo quieres volver a cuando eras niña, al bocata de nocilla, donde
todo estaba bien y las cosas no cambiaban.
Sí, mi querida Marian, aunque seamos forasteras también seremos las Clementas o las Cachorrillas... Parte de cómo somos es debido a Valdegeña y a esas gentes que ya no están, a mi también se le llenan los ojos de lágrimas, pero desde donde estén guardan el pueblo y esperan con cariño que vayamos los forasteros a llenar las calles.
ResponderEliminar¡¡Un besote y un abrazo zorrero, mi nena guapa!!